martes, 13 de enero de 2015

LA ETIOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD CRIMINAL Y EL PROCESO PENAL ACUSATORIO Y ORAL EN MÉXICO

Juan Antonio Maruri Jiménez
Doctor en Derecho Penal, Abogado postulante y Perito en Criminalística
Vicepresidente de la Academia de Peritos en
Ciencias Forenses y Consultoría Técnica Legal A.C.
Tepic, Nayarit, México
jamaruri@hotmail.com

Clarissa Danira Velázquez Romero
Licenciada en Psicología y Perito en Psicóloga forense
Presidente de la Academia de Peritos en
Ciencias Forenses y Consultoría Técnico Legal A.C.
Tepic, Nayarit, México
danira.velazquez@hotmail.com


Resumen

La finalidad de conocer la personalidad del delincuente –a través del aspecto biopsicosocial- derivada de la comisión de un presunto hecho delictuoso, tiene por objeto llegar a conocer la verdad histórica de los hechos en el proceso penal; colaborando así la Criminología a través de sus niveles de estudio -crimen, criminal y criminalidad-, a través de la aplicación de los métodos científico, sistemático, analítico, descriptivo y deductivo con el objeto de dar funcionalidad al proceso penal de corte acusatorio, adversarial y oral instaurado en México de manera gradual en un periodo comprendido del 18 de junio de 2008 al 18 de junio de 2016, proceso penal que se encuentra revestido de un doble carácter: científico y garantista; a efecto de lograr la efectiva prevención del delito y el restablecimiento del orden social, funcionalidad que en concurrencia con el estudio de la personalidad criminal y las bases de la política criminológica será vislumbrada con el paso del tiempo mediante la aplicación del nuevo Sistema de Justicia Penal.


Palabras clave

Psicopatología, Trastorno de la personalidad, Trastornos situacionales transitorios, Delincuente psicópata, Culpabilidad, Individualización de la pena, Factores de la criminalidad, Criminal ocasional, Delito, Criminología, Sistema de justicia penal, Teorías criminológicas, Proceso penal, Derechos Humanos, (fuente: Tesauro de Política Criminal Latinoamericana - ILANUD).


 Introducción

En un aspecto criminológico, el psicólogo debe observar, diagnosticar y pronosticar como tareas primordiales. Por medio de la observación del individuo se llega al diagnóstico criminológico, con la intención de establecer el grado de culpabilidad y posteriormente se realiza el pronóstico criminológico para predecir la peligrosidad y conducta futura del mismo.

Cuando hablamos de un criminal, nos referiremos a un individuo que de alguna manera ha infringido la Ley pero al mismo tiempo, es un ser humano producto de una combinación única de cuatro factores biopsicosociales que interaccionan entre sí, con los Factores Biológicos –que incluyen los factores genéticos y los relacionados con la salud que influyen en el desarrollo-; Factores Psicológicos -que incluyen los factores perceptuales, cognoscitivos, emocionales y de personalidad-; Factores Socioculturales -que incluyen los factores interpersonales, sociales, culturales y étnicos-; y los factores del Ciclo Vital -que reflejan las diferencias en cómo un mismo hecho afecta a la gente de distinta edad- (KAIL, 2006).

Es por esto que en el presente análisis se resalta la importancia de tomar en cuenta la vulnerabilidad del individuo a los eventos y factores que le rodean a lo largo de su vida, es decir, el desarrollo de su ciclo vital, ya el que estudio del desarrollo humano tiene la meta de describir, explicar, predecir y modificar la conducta (PAPALIA, 2005) y si conocemos las características propias de cada etapa del desarrollo, tendremos la oportunidad de detectar cuando alguna anomalía se presenta en el individuo para efectos de prevención del delito o brindar atención pertinente con la finalidad de  corregir y/o tratar dicha situación.

Sin duda alguna, el análisis de los niveles de interpretación de la criminología son de toral importancia en el desarrollo del presente trabajo puesto que de ahí partimos al análisis individual de cada uno de los niveles –crimen, criminal y criminalidad-, de manera progresiva hasta llegar al trasfondo del aspecto criminológico para el establecimiento de las bases del modelo político criminológico mexicano como fundamento del proceso penal acusatorio y oral. 

Sociedad, Estado y Orden Jurídico son los aspectos esenciales para analizar la personalidad criminal como presupuesto del crimen y así poder llegar a conocer el fenómeno de la criminalidad teniendo como objetivo principal la consecución del orden público, la paz social y una sociedad armónica mediante el combate efectivo al fenómeno de la criminalidad para restablecer la convivencia en un Estado de derecho Garantista.

La implementación del proceso penal acusatorio y oral trae como consecuencia la observancia plena a los postulados de la política criminológica, teniendo como objetivo establecer las propuestas de este modelo, los fines y los aspectos a garantizar para un completo funcionamiento de los dos ejes rectores del presente trabajo: “personalidad criminal y proceso penal acusatorio y oral”         


Capítulo primero. Etiología de la personalidad criminal: delincuente ocasional, habitual o psicópata

Normalidad y anormalidad

El cambio o estabilidad subyacentes a la personalidad y la conducta ocurren en tres dominios distintos: desarrollo físico -como lo son el crecimiento del cuerpo y el cerebro, las capacidades sensoriales, las habilidades motoras y la salud-; el desarrollo cognoscitivo -que se da en habilidades mentales como el aprendizaje, la atención, la memoria, el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento y la creatividad-; y el desarrollo psicosocial -al cual corresponden las emociones, la personalidad y las relaciones sociales- (PAPALIA, 2005). El estudio de la personalidad a nivel criminológico tiene su relevancia en la búsqueda del conocimiento de las causas que llevan a un individuo a delinquir, convirtiéndose así en un criminal ocasional, de ahí nos encontramos primeramente con la necesidad de definir los parámetros de Normalidad y Anormalidad, conceptos relativos a la cultura, grupo o sociedad, por lo cual habrá que tomar en cuenta dichas variables para poder definir la normalidad o anormalidad de una manera arbitraria según el caso.

En nuestra sociedad se considera normal a la persona que, ante todo, logra una confianza o fe básica, pues ello le permite dar por hecho, en gran medida, su relación con el mundo que la rodea, sentirse razonablemente segura de sí misma y de los otros. Se trata de una persona que, al ir pasando de la infancia a la edad adulta, ha logrado superar la sucesión de crisis emocionales que toda maduración significa. Ha podido resolver sus principales conflictos sin sufrir serias distorsiones de la personalidad que dejan a toda persona vulnerable a una psicopatología adulta. Ha aprendido a dar y obtener amor y lealtad, en cada fase de su desarrollo, de acuerdo con modos adecuados para cada nivel. Ha aprendido a controlar sus impulsos de agresión, sin caer en la pasividad, sin perder espíritu de empresa e iniciativa y sin perder el goce proveniente de competir y cooperar. Se deleita con la interdependencia mutua, con necesitar de otros y con que otros la necesiten a ella. Se trata de una persona que experimenta un grado razonable de autorrealización en sus principales papeles sociales, siente amor por los seres humanos y puede comunicar sus sentimientos de modo adecuado de modo que se los correspondan quienes forman parte de su vida diaria (CAMERON, 2005).

Criminología del desarrollo

En la Perfilación de la personalidad de los individuos intervienen diversos factores tales como la herencia genética heredada de los padres biológicos al momento de la concepción; el ambiente interno y externo -esto es, el mundo fuera del yo que empieza en el útero-; y el aprendizaje proveniente de la experiencia personal a los estímulos del mundo fuera del yo y la maduración del cuerpo y el cerebro -es decir, que la secuencia de cambios físicos y patrones de conducta sean congruentes con la etapa del desarrollo que se está viviendo-.

Es por ello que cuando intentamos comprender la personalidad de un criminal es necesario tomar en cuenta las características heredadas, los diversos factores ambientales o de la experiencia que afectan la manera de actuar, en especial el contexto familiar, el vecindario, la posición económica, el origen étnico y la cultura. Se encuentran además influencias normativas y no normativas, las primeras se experimentan de manera similar por la mayoría de la gente en un grupo -por ejemplo la pubertad y la menopausia, que suceden en un determinado momento de la vida de un individuo, es decir, el inicio de la pubertad tiene lugar alrededor de los 12 años en cualquier persona independientemente de su posición económica, origen étnico y cultura, la menopausia no se puede dar en la adolescencia independientemente de los mismos factores-; las influencias no normativas son acontecimientos inusuales que tienen un gran impacto en la vida de los individuos, son acontecimientos típicos que suceden en un momento atípico de la vida -como el matrimonio o la paternidad en la adolescencia o la muerte de un padre en la niñez-; también pueden ser acontecimientos atípicos -como tener un defecto de nacimiento o ser víctima de un accidente grave o un ataque terrorista, estos acontecimientos atípicos también pueden ser agradables, como el hecho de ganar una beca-. La diferencia del impacto de cada uno de los factores mencionados en cada individuo, dependerá del momento y la sensibilidad del mismo ante dichos eventos (PAPALIA, 2005).

Efectos de la percepción de los demás y el autoconcepto en la personalidad

Los principales elementos de la personalidad son: el Carácter -entendiendo a tal como el conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido a lo largo de la vida del sujeto y que dan especificidad al modo de ser individual-; y el Temperamento -que implica la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación-.

De lo anterior, cabe resaltar la importancia de que el Temperamento se hereda y el Carácter se aprende, he ahí la importancia de resaltar que el aprendizaje es una forma viable de rehabilitación en cuanto a tratamiento penitenciario. La forma en que nos vemos a nosotros mismos –autoconcepto- y a los demás está influida por nuestra personalidad, al mismo tiempo, nuestra personalidad está influida por la forma en la que vemos a los demás y a nosotros mismos. La percepción de nosotros mismos y de los demás está también relacionada, incluso a veces atribuimos a los demás rasgos de personalidad que son nuestros, porque de ese modo nos resultan más fáciles de entender.

Es normal que en ocasiones haya cierta distorsión entre autoconcepto y realidad, pero cuando éste desajuste es muy pronunciado se produce una psicopatología. Cuando esta disonancia se vuelve intolerable el sujeto trata de eliminarla inmediatamente cambiando el autoconcepto para ajustarlo a la realidad o bien, distorsionando la realidad para adaptarla al autoconcepto. Es así como la personalidad influye en la existencia de problemas emocionales, algunos llegan a convertirse en trastornos de personalidad que no son más que exageraciones de formas normales de la personalidad.


Tipos de trastornos de la personalidad

En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR),  cada trastorno mental es conceptualizado como:

“…un síndrome o un patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar (p. ej., dolor), a una discapacidad (p. ej., deterioro en una o más áreas de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad. Además, este síndrome o patrón no debe ser meramente una respuesta culturalmente aceptada a un acontecimiento particular (p. ej., la muerte de un ser querido). Cualquiera que sea su causa, debe considerarse como la manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica. Ni el comportamiento desviado (p. ej., político, religioso o sexual) ni los conflictos entre el individuo y la sociedad son trastornos mentales, a no ser que la desviación o el conflicto sean síntomas de una disfunción”.

Dentro de los trastornos de la personalidad encontramos los trastornos de la personalidad Extraña/Excéntrica, dentro de los cuales encontramos: trastorno de la personalidad paranoica, trastorno de la personalidad esquizoide, trastorno de la personalidad esquizotípica; trastornos de la personalidad Dramática/Errática, los cuales incluyen: trastorno de la personalidad limítrofe, trastorno de la personalidad paranoica, trastorno de la personalidad esquizoide, trastorno de la personalidad esquizotípica, trastorno de la personalidad antisocial, trastorno de la personalidad narcisista, trastorno de la personalidad histriónica; por último, encontramos los trastornos de personalidad Ansiosa/Inhibida, en los que se incluyen: trastorno de personalidad dependiente, trastorno de personalidad por evitación y trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva.

La ansiedad y la personalidad criminal

La Ansiedad subjetiva mínima es una constante que experimentan los individuos que presentan trastornos de la personalidad y en algunas ocasiones se pasa por alto ésta estipulación, realizando así un diagnóstico erróneo al clasificar a éstos pacientes como temerosos, sensibles, tristes, suspicaces, envidiosos o sumamente celosos, ello no permite considerar que tales características alcanzan niveles patológicos sin que haya una ansiedad considerable y aumenten la sensibilidad del individuo a un estímulo que pudiera ser detonante de conductas antisociales. Cuando se revisan las perturbaciones de la personalidad sociópata, no se mencionan la ansiedad y sus equivalentes; sin embargo, se sabe que cuidadosos estudios clínicos  realizados a personas antisociales y disociales han revelado en los últimos cincuenta años que la ansiedad -e incluso la ansiedad subjetiva-, es un factor importantísimo, que aparece en una conducta reactivamente hostil o defensivamente endurecida (CAMERON, 2005).

La ansiedad es un estado emocional que en si no es patológico, cuando es moderada nos vuelve alertas, sensibles, receptivos, preparándonos así para enfrentar mejor una crisis que si estuviéramos relativamente relajados y desprevenidos. Se dice que la ansiedad es normal cuando es proporcional al estímulo que la ocasiona y sus efectos no causan desorganizaciones o malas adaptaciones, incluso este tipo de ansiedad suele ser la raíz de la risa y el goce.

La ansiedad moderada puede incrementar la resistencia de un individuo en una emergencia, a veces la gente lleva a cabo hechos superiores a sus fuerzas en situaciones extraordinarias bajo la influencia de una ansiedad intensa. Incluso la ansiedad se toma como una recreación -como en el caso de los juegos mecánicos, el suspenso en el cine, las apuestas-, al parecer la ansiedad es benéfica mientras no sea demasiado intensa, que se salga de nuestra capacidad de resistencia o no dure demasiado.

Se considera que la ansiedad es patológica en los adultos cuando aparece sin motivo aparente, se exagera o dura demasiado y cuando afecta directamente con su forma de vida y socialización. Es patológica cuando exige una represión excesiva de modo que la persona pierda su espontaneidad, se muestre inhibida, en guardia o apática, cuando provoque desorganización de la experiencia y de la conducta, como en la sintomatología de la psicosis y cuando provoque actos impulsivos, cuando distorsione los impulsos sexuales o agresivos, como en el caso de los trastornos de la personalidad (CAMERON, 2005).

Objetivos del Psicólogo criminal
           
En cuestión Criminológica, el psicólogo debe observar, diagnosticar y pronosticar como tareas primordiales. Por medio de la observación del individuo se llega al diagnóstico criminológico, con la intención de establecer el grado de peligrosidad y posteriormente se realiza el pronóstico criminológico para predecir la culpabilidad y conducta futura del mismo.

La Peligrosidad tiene dos aspectos a considerar: la capacidad que tiene el criminal para cometer un delito en cuanto a cantidad y la adaptabilidad al medio en que vive. Para determinar el grado de peligrosidad se toman en cuenta los factores criminógenos que influyen en el criminal así como los rasgos de personalidad antisocial que presenta, pues a mayor cantidad de factores criminógenos y rasgos antisociales, mayor índice de peligrosidad y viceversa.

Perfil Psicológico del Psicópata

Harvey Milton Cleckley en 1941 publicó el libro “La máscara de la cordura” (CLECKLEY, 1988), en el que expuso las primeras investigaciones acerca de la personalidad psicopática, basándose en estudios clínicos enlistó los rasgos más sobresalientes de la personalidad psicopática en el llamado “Perfil psicológico del psicópata”, en el que describe cómo se comporta como persona, más que lo que hace.

q  Inteligencia técnica innata. Hay una capacidad de razonamiento adecuada, sin muestra de desorganización, delirios ni alucinaciones como en las psicosis. En lo que se refiere al pensamiento no es posible encontrar nada que justifique su conducta.
q  Ausencia de ansiedad neurótica. Generalmente no se ve abrumado por la ansiedad, fobia, obsesiones, preocupaciones hipocondriacas u otras manifestaciones neuróticas. Se muestran prudentes y hasta cómodos en muchas situaciones en las que una persona común se vería angustiada, tensa y temerosa.

q  Gran percepción de las necesidades del otro. El psicópata cuenta con una innata capacidad para seducir y manipular, detectando rápida e intuitivamente las carencias del otro, que generalmente está débil y necesitado de estima.

q  Apariencia  de persona mentalmente sana. A simple apariencia es difícil detectar en ellos algún trastorno mental.

q  Conducta antisocial persistente e inadecuadamente motivada. Desde el sentido común no es posible encontrar ninguna motivación comprensible que justifique dicha conducta.

q  Fracaso inexplicable. A pesar de os éxitos temporales, el psicópata tiende a fracasar invariablemente en las actividades constructivas que emprende.

q  Irresponsabilidad. Aunque da la impresión de ser consistente y digno de confianza, el psicópata faltará a sus más serias obligaciones y a menudo por los motivos más triviales. Aunque algunas veces no es así, poco después de alcanzar una buena posición y ganar la confianza ajena, invariablemente abandona sus principales obligaciones y arroja por la borda todo lo conseguido.

q  Incapacidad peculiar de distinguir la verdad de la falsedad. Su desprecio por la verdad es notable. Por lo común parecen decididos y sinceros cuando hacen una promesa que jamás cumplirán. Cuando se excusan ante una flagrante omisión o mentira no muestran signo alguno de malestar manteniendo fríamente su posición.

q  Incapacidad para aceptar la culpa y falta de vergüenza. Aunque sea el causante de repetidos desastres para si mismo y los demás, nunca acepta la responsabilidad correspondiente. Mientras pueda, niega toda relación con el hecho cuando no tiene argumento para defenderse, sus expresiones de pesar pueden ser convincentes y sus planes admirables para compensar a los demás.

q  Incapacidad para aprender de la experiencia.  Por numerosos que sean sus fracasos,  pesar de contar con un razonamiento intacto que pone de manifiesto en las situaciones teóricas. La experiencia no le enseña a evitar el tipo de conducta que los provoca.

q  Persistente patrón de autoderrota. Se encuentra relacionado a lo anterior. La ausencia o dificultad para vivenciar sentimientos, particularmente los de culpa y remordimiento, les impide alcanzar objetivos duraderos, conduciéndose por la vida en sucesión de fracasos.

q  Egocentrismo patológico e incapacidad de amar. Aunque a menudo se muestra cordial y afectuoso, su conducta demuestra que es incapaz de sentir verdadero amor, no pudiendo establecer vínculos verdaderos. Tienden a aparentar sinceridad por lo cual se aseguran el amor leal de personas que soportan repetidos ultrajes en el curso de esa relación. Predomina un marcado egocentrismo e insensibilidad.

q  Ausencia de insight. Carece de capacidad para verse tal como lo ven los demás y de considerar su conducta desde el punto de vista de los demás, de evaluar el daño que causa a los demás.

q  Demencia semántica. Son individuos que comprenden intelectualmente el significado de las palabras pero sin que esta comprensión corresponda con las connotaciones emotivas.

q  Reacciones inadecuadas con el alcohol y otras sustancias. El alcohol como las drogas ilegales, parecen catalizar su tendencia a la conducta impulsiva, desagradable o destructiva.

q  Respuestas superficiales e impersonales en la vida sexual. La vida sexual tanto en la mujer como en el hombre tiende a ser promiscua. Las experiencias sexuales son impersonales, sin compromiso emocional y poco integrada con supuestas metas.

q  Intentos fallidos de suicidio. El psicópata con frecuencia amenaza con suicidarse e incluso llega a intentos fallidos, a veces de gran contenido dramático. En realidad no existe el deseo de morir, ni sentimientos de culpa que lleven a la expiación por medio del suicidio, solo se monta el escenario para manipular y obtener beneficios que de otra manera no podría lograr.

La mayoría de los delincuentes exhiben algunos rasgos psicópatas, sin embargo, existen conductas que los diferencian marcadamente -como es el hecho de que los delincuentes que no son psicópatas se esfuerzan por alcanzar sus metas propositivas o en el ámbito criminal-. En general, el delincuente comete conductas delictivas con la finalidad de darle un uso a las ganancias resultantes o bien para obtener una satisfacción determinada, a diferencia del psicópata que a menudo da la impresión de que su ganancia principal es satisfacer sus impulsos primitivos.

Como se puede observar, la línea entre la normalidad y anormalidad es muy delgada, puesto que una conducta normal en un contexto inadecuado lleva directamente a la anormalidad y un manejo inadecuado de la ansiedad puede provocar en la dinámica psíquica un desajuste de tal magnitud que pueda llevar a la despersonalización o a una desconexión temporal de la realidad que a su vez propicien acciones delictivas.


Capítulo Segundo. El proceso penal acusatorio y oral en México

La Reforma Constitucional en materia de Justicia Penal y Seguridad Pública 

La reforma constitucional en materia de Justicia Penal publicada en el Diario a jurídico al proceso penal de corte acusatorio y oral, con la intención de dejar atrás los vicios de juicios tardados, malas prácticas de corrupción, impunidad, pero sobre todo, se basa en los principios de presunción de inocencia, debido proceso y respeto irrestricto a los Derechos Fundamentales.

Los principios básicos sobre los cuales recae este nuevo proceso son la publicidad, contradicción, concentración e inmediación, lo cual implica un cambio total del sistema jurídico tradicional en materia penal, en el cual se pretende una impartición de justicia eficaz,, con personal capacitado en las bases constitucionales, legales y procesales, debido a la implementación de conceptos y figuras novedosas para lograr recuperar las instituciones encargadas de la procuración y administración de justicia en nuestro país.

Se establece la novedad de implementar un código único de procedimientos penales para las Entidades federativas, lo cual implica que en lugar de conocer de 33 legislaciones procesales en materia penal distintas, con la unificación procesal se establece solo un proceso penal para todos los Estados de la República, lo cual traerá grandes beneficios con la homologación de figuras, términos, procedimientos, instituciones y criterios, a partir de la publicación en el Diario Oficial de la Federación el pasado 5 de marzo de 2014.

El aspecto científico del Proceso penal acusatorio y oral

En épocas pasadas se consideraba que la prueba por excelencia en el proceso penal era la confesión, pero la tortura, impunidad, malas prácticas policiales ministeriales y judiciales llevaron a excesivas y abusivas detenciones, sobrepoblación carcelaria y una gran criminalización hacia los sectores más vulnerables de la sociedad mexicana.

Posteriormente, al evidenciar la crisis y abuso de la confesión a base de medios coercitivos, se consideró a la prueba testimonial como la prueba más efectiva y recurrente, lo que en vez de superarla crisis de la confesión, se agudizó más aun, con los testigos fabricados y/o preparados para incriminar inocentes y desestimar la actuación de las autoridades de la procuración y administración de justicia, ya que la cacería de brujas y acusaciones ficticias con testimonios falsos o fabricados seguía de manera impune y creciente.

Actualmente con la implementación del nuevo sistema acusatorio, la prueba eficiente y contundente es la prueba pericial, lo cual le da al nuevo proceso penal un aspecto científico, debido a que las ciencias forenses tienen su auge para la solución de controversias, y al ser pruebas científicas nos dan una certeza que hace eficaz el sistema de justicia penal.
  
La Investigación Criminal en el proceso acusatorio y oral

La investigación es una actividad que persigue como objetivo básico la búsqueda de información, la cual adquiere un aspecto científico cuando se desarrolla a través de un conjunto de procesos metódicos, sistemáticos, empíricos, controlados y críticos que se aplican al estudio de un fenómeno (VALDES MORENO, 2008).

            A través de la adopción de los métodos y técnicas de la investigación en la etapa de investigación del proceso penal acusatorio y oral –que a su vez se divide en inicial y complementaria-, nos encontramos ante la presencia de una práctica e interesante herramienta para llegar a conocer la verdad histórica de los hechos, la investigación criminal.

El proceso penal acusatorio y oral debe encontrar en la policía el vehículo para facilitar una investigación legitima de naturaleza policial que permita identificar a un autor y arribar a un proceso (FLORES ESQUER, 2012).

Los operadores jurídicos del proceso penal y la prueba pericial

La importancia para los abogados, ministerios públicos y jueces respecto del conocimiento de las ciencias forenses es fundamental puesto que la etapa de investigación (ministerio público y defensa) contiene muchas diligencias y actuaciones precisamente de investigación en las cuales pueden echar mano desde un principio de los aspectos científicos-criminalísticos-criminológicos, pues se contemplan como figuras novedosas a los actos de investigación, las técnicas de investigación, cadena de custodia, obligaciones y responsabilidades del ministerio público, policía y peritos en el desarrollo de ésta, la figura del consultor técnico, entre otras.

El ministerio público se apoya de los peritos oficiales y con eso subsanan sus precarios conocimientos de la criminalística pero el defensor ya sea particular u oficial tiene la obligación de conocer de aspectos específicos de criminalística y demás ciencias forenses, pues también adquiere la función de investigador, por lo que la formación jurídico-criminalista es esencial por parte del órgano de la defensa en la práctica del nuevo proceso penal.

La prueba pericial a través de la emisión de dictámenes periciales en diversas ramas, técnicas, artes u oficios puede ser contundente o desastrosa para la emisión del fallo en el juicio, por lo que es de vital importancia que no solo el perito conozca de las técnicas de investigación y actuación en el lugar de los hechos, hallazgo o enlace, en relación a la observación, fijación, recolección, embalaje, etiquetamiento y traslado de indicios y evidencias, sino que el defensor también tiene la facultad de asistir a dichas diligencias y hacer las observaciones y objeciones pertinentes respecto de la actuación de la trilogía “ministerio público-policía-perito”, en el desarrollo de la investigación y la debida elaboración y desarrollo de la cadena de custodia, solo que para ello debe tener los conocimientos suficientes y necesarios para poder desempeñar su función de investigador y más aún, el contar con los conocimientos específicos para la elaboración de los dictámenes periciales en base a la metodología, requisitos y requerimientos legales contenidos en el código de procedimientos penales y los acuerdos generales y específicos que emita la Procuraduría, le permitirá impugnar, desestimar y desacreditar un supuesto dictamen pericial que no cumpla con los requisitos establecidos y ello será una pauta contundente para anular la acusación y salir avante en el proceso.

Por lo que reiteramos, el conocimiento y práctica del dictamen pericial no es exclusiva del perito, sino del defensor que contará con los elementos específicos y necesarios de la ciencia criminalística y demás ciencias forenses, así como la elaboración del dictamen pericial para poder lograr una defensa exitosa, pues al tener el conocimiento correcto respecto de la elaboración del dictamen pericial, tendrá los argumentos y armas necesarias para lograr el éxito en su cometido; formar convicción en el juzgador y acreditar su argumento en base a pruebas científicas y contundentes.

La personalidad criminal y el proceso penal acusatorio y oral                                

            Si bien es cierto que la adopción del aspecto científico en el proceso penal acusatorio y oral tiene que ver mayoritariamente con el procesamiento de los indicios y/o evidencias materiales a través del auxilio de la criminalística, también lo es que para complementar las acciones desarrolladas en lo referente al  procesamiento del lugar de los hechos o del hallazgo, resulta de vital importancia adentrarnos al descubrimiento de la evidencia material que precisamente se refiere a la conducta, a la personalidad criminal, con el auxilio de la Perfilación en su doble aspecto –criminal y Victimal-, la autopsia psicológica, el estudio de personalidad entre otras herramientas.   

  
Conclusiones

Primera. Las emociones, la personalidad y las relaciones sociales son los factores determinantes para buscar las causas que llevan a un individuo a cometer conductas delictivas mediante el análisis de los parámetros de normalidad y no normalidad, además del estudio de la criminología del desarrollo para lograr una eficaz perfilación del individuo y lograr la detección de la existencia de los trastornos de personalidad y demás desajustes mentales a través de la participación activa del psicólogo criminal tanto en el ámbito de la prevención del delito como del proceso penal apoyando a la elaboración de los estudios de personalidad y otras herramientas con la finalidad de establecer parámetros fehacientes y reales respecto de la individualización de la pena, y en el ámbito penitenciario para lograr la aplicación de un correcto tratamiento penitenciario y traer por consecuencia una efectiva reinserción social del delincuente.

Segunda. La aplicación de las Ciencias Forenses en auxilio para la implementación del proceso penal acusatorio y oral en México resultan ser de vital importancia para la complementación de la evidencia material con la evidencia conductual, lo cual nos da la esperanza de recobrar la confianza en las instituciones del Estado mexicano como objetivo fundamental de la adopción de un sistema de control de convencionalidad y la implementación de mecanismos de protección a los Derechos Humanos.    
  

Bibliografía

CAMERON, N. A. (2005). Desarrollo de la personalidad y psicopatología. Boston, Mass., EUA: Trillas.

CLECKLEY, H. (1988). The mask of sanity. Georgia: Mosby.

FLORES ESQUER, S. (2012). Investigación Criminal en el proceso acusatorio. México.

KAIL, R. V. (2006). Desarrollo Humano, Una perspectiva del ciclo vital. Thomson.

PAPALIA, D. E. (2005). Desarrollo Humano. Mcraw-Hill Interamericana.

VALDES MORENO, C. E. (2008). METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN Y MANEJO DE LA INFORMACIÓN. Bogotá, Colombia: Fiscalía General de la Nación.



https://docs.google.com/file/d/0B5KnciAQemFKZ29LV1oxenZfQ00/edit?pli=1